Urdaneta, 4; Larramendi, 5
Un
4-5 es un resultado inusual. En este caso, también fue engañoso. Un resultado
así parece propio de un partido con alternativas y muchas ocasiones de gol. Y
no hubo ni lo uno ni lo otro. Únicamente hubo una remontada: la del gol inicial
de los locales; luego los visitantes se colocaron 1-4, al principio del segundo
tiempo, y 2-5. Aún así, hubo mucha emoción en el último cuarto de hora, tras
marcar el Urdaneta el 4-5 e imponer su dominio en la última fase del encuentro.
En cuanto a las ocasiones, baste decir que hubo más goles que corners, por no
hablar de paradas, de las que recuerdo sólo dos: una que precedió al segundo
tanto del Urdaneta, cuyo rechace fue
rematado de cabeza a por Borja; y un tiro lejano de Pablo Besga, que detuvo el
guardameta sin dificultad. Esto es: casi todo lo que fue entre los tres palos
se convirtió en gol.
El
resultado también fue injusto. O muy afortunado para los visitantes. Nada hay
que objetar al resultado del primer tiempo. Sin hacer nada del otro mundo, el
Larramendi se retiró con una ventaja de tres a uno. Simplemente convirtió en
gol todo lo que tiró a puerta, y únicamente desaprovechó una ocasión clara, con
el empate inicial, propiciada por un fallo del portero al tratar de blocar un
lanzamiento de corner. El Urdaneta también marcó en su único remate a puerta,
resultado del saque de una falta cercana al medio campo, y no falló ninguna
ocasión de gol.
En
cambio, fueron muy afortunados los dos goles visitantes de la segunda parte,
cuando el Urdaneta impuso su dominio. El cuarto gol fue un centro desde el
lateral del área, que se coló en la portería lejos del alcance del portero. Una
suerte que suele considerarse un golazo, pero que realmente es un churro. En
todo caso, el 1-4 resultaba ya muy injusto para los méritos y deméritos de unos
y otros. Y el quinto gol fue producto de un penalti, por lo menos mucho menos
claro que otros dos que se habían producido en el área visitante: uno para
abortar una clara ocasión de gol y otro provocado por la costumbre del
Larramendi de empujar preventivamente al contrario, porque el lanzamiento del
corner no iba a la cabeza del delantero empujado. Además, la jugada del penalti
fue provocada por la enésima cesión de la defensa local a un delantero rival. Y
ese penalti fue el que finalmente decidió el partido.
A
todo ello hay que añadir la suerte que tuvo el equipo visitante con el árbitro,
pues no cabe pensar que fuera un ex alumno agradecido de la Ikastola o
resentido del Colegio. El caso es que la mayoría de sus equivocaciones, que
fueron muchas favorecieron al equipo rival. Ciertamente, terminó por expulsar a
un jugador visitante en el minuto 26 de la segunda parte, tras una falta que
dio lugar al tercer gol local. Pero les perdonó la mayoría de las faltas que
cometieron, y que, al parecer, por la reiteración, entran el protocolo de
actuación del Larramendi cuando disputan un balón con el contrario. Y eso que
los visitantes ganaban en contundencia al Urdaneta.
En
cambio, el Urdaneta careció de fortuna. No tuvo ningún regalo del árbitro o del
contrario. Y falló, con 4-5, la ocasión más clara de todo el partido: un
magnífico centro al área que fue cabeceado fuera con todo a favor.
Ahora
bien, también es cierto que la derrota fue culpa del Urdaneta. El Ikastola Larramendi
sólo demostró ser un equipo serio (y experto en lo que se llama el “otro
fútbol”, que incluye también el teatro y la pérdida de tiempo). Una vez más, el
Urdaneta regaló el primer tiempo, pues en la segunda parte demostró que podía
hacer mejor fútbol que el rival. A ello
hay que añadir una novedad: las cesiones de balón no forzadas de la defensa al
delantero más cercano. Hubo ocho o nueve. Dos dieron lugar a goles que
decidieron el partido.
Por
el Urdaneta jugaron:
Txetxu, Pablo Besga, De la Hera (Alberto, min. 46),
Ignacio (Salazar, min. 46), Antón (min. 46, Pablo Aparicio), Guillermo, Markel,
Boris (Jorge, min. 46), Tito (Asís, mín. 59), Márquez, Borja.
Goles:
1-0
(min. 11): Falta lanzada por Boris y rematada de cabeza
por Borja.
1-1 (min.
16).
1-2 (min. 30): Cesión de la defensa a un contrario, que propicia en un
contraataque; tiro al larguero y remate que se convierte en gol.
1-3
(min. 42). Jugada por la banda, centro al área, falta de contundencia o
decisión de la defensa, y gol.
1-4
(min.49): presumible centro desde el lateral del área, que se convierte en gol.
2-4 (min. 63): Pase en profundidad
al área, primer remate que despeja el portero y el rechace lo cabecea a gol Borja.
2-5
(min. 65): Enésima cesión a un delantero, que termina en penalti según el
árbitro. En el lanzamiento, el delantero engaña al portero.
3-5
(min. 71): Falta lanzada desde un lateral, que Márquez remata a gol.
4-5
(min. 75): Falta al borde el área, que Jorge convierte en gol.
Postdata:
Una aclaración:
Es la primera vez que responsabilizo a un árbitro de una derrota y que menciono
“el otro fútbol”.
Una
recomendación: Dada la dificultad para meter un buen balón en el área contraria
y el hecho de que tres de los cuatro goles fueron de falta, me parece que toda
falta que pueda acabar en un lanzamiento al área contraria debe sacarse con ese
objetivo (más de una vez un saque en corto se ha convertido en ocasión para el
contrario).
Fdo. Besga
Fdo. Besga
No hay comentarios:
Publicar un comentario